Nuestra Historia

La hISTORIA DE

Feliciana de Fariña

Feliciana era una artesana de la chipa, oriunda de Caacupé, desde muy joven se dedicó a vender chipa. Se levantaba todos los días muy temprano para elaborar los productos que traía para vender a Asunción. Desde los inicios de sus actividades no había casi colectivos y desde Ypacaraí tomaba el tren que  la traía a Asunción, lanzaba las canastas de chipa al vagón y subía a bordo.

Con mucho esmero y dedicación, fue afianzando sus productos y decidió trasladarse a Asunción. Adquirió un predio en el Mercado Municipal N° 4, que hasta hoy día se mantiene operativo siendo la casa central de Hijas de Feliciana de Fariña.

Doña Feliciana tuvo cuatro hijas, Andresa, Blásida, Cristina y Pablina y dos hijos varones, Agustín y Ramón.

El marido de Doña Feliciana, Don Amancio Fariña, era el hornero y los dos hijos varones de la familia ayudaban también en el trabajo de la elaboración, junto a sus cuatros hermanas quienes cada una tenían un trabajo indicado, desde sus comienzos.

Creación de la receta de la

Chipa Piru o Chipitas

La creadora de la Chipa Piru o “Chipita” es Doña Feliciana. En sus inicios como chipera, recibió un pedido especial de la esposa del Mariscal Estigarribia, ella quería una chipa diferente que pueda ser consumida a la hora del té. Como la chipa argolla tradicional era grande, tenían que cortar para los invitados, entonces la señora quería algo más pequeño y crocante.

Doña Feliciana tomó la misma masa de la chipa, pero en porciones más pequeñas, mantuvo la misma forma de la argolla tradicional, pero la cocino por más tiempo, logrando así un producto seco y crocante. Estas argollitas riquísimas son conocidas como Chipa Piru o chipitas.

Para la elaboración de las chipitas no se utilizan conservantes, una vez cocinadas, se deben conservar en un lugar seco, de manera a que se conserve seca, crocante y deliciosa por mucho tiempo.

“La calidad no se tiene que perder, no tiene que cambiar, no importa que suba el precio de las cosas, si se mantiene la calidad, nunca va a faltar trabajo ni clientes”, esto encargó Doña Feliciana.

Utilizando materia prima de alta calidad y manteniendo la tradición, la empresa Hijas de Feliciana de Fariña, cumple con el encargo de la fundadora y con sus clientes que esperan productos ricos y frescos.